Una dieta saludable mejora nuestra salud ocular

Con motivo del Día Mundial de la Nutrición hablaremos sobre la diferencia entre alimentación y nutrición, así como de la importancia de nuestros hábitos alimenticios y su influencia en nuestra salud ocular.

Una dieta saludable mejora nuestra salud ocular

La alimentación es el conjunto de acciones que se llevan a cabo para proporcionar alimentos a nuestro organismo, incluyendo su selección, preparación e ingestión. La nutrición, en cambio, es el conjunto de procesos mediante los cuales el organismo incorpora y utiliza las sustancias químicas contenidas en los alimentos, conocidas como nutrientes.

El conjunto de nutrientes que ingerimos sirve para cubrir las necesidades de nuestro organismo, y aporta además componentes que mejoran nuestra salud y calidad de vida. De hecho, una nutrición incorrecta puede afectarnos negativamente, alterar nuestro desarrollo físico y mental, reducir nuestra productividad y hacernos más vulnerables a sufrir enfermedades. Tan importante es la nutrición, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que una dieta suficiente y equilibrada, combinada con ejercicio físico regular, es un elemento fundamental para gozar de buena salud.

Una dieta saludable ayuda a prevenir patologías como el glaucoma, la catarata, la DMAE o ciertas retinopatías

En el caso de la visión, ¿qué dietas pueden beneficiar o perjudicar la salud de nuestros ojos? Idealmente, una dieta saludable debería ser rica en vitaminas y minerales (frutas, frutos secos y hortalizas); sustancias carotenoides y flavonoides (zanahorias, té verde, soja); licopenos (tomate, sandía); y por último, luteínas y zeaxantinas (brócoli, guisantes y huevo). Estos nutrientes protegen frente a los radicales libres y, por tanto, son recomendables como posible factor preventivo del glaucoma y de otras enfermedades oculares, como la catarata, la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) y ciertas retinopatías.

Las vitaminas con mayor poder antioxidante

Entre las vitaminas con más poder antioxidante, destacan la C, la E y la B1. La vitamina C se encuentra en una extensa variedad de alimentos, especialmente en frutas cítricas y en verduras como la col, el brócoli o la coliflor, además de en el tomate y los pimientos. La vitamina E también está presente en verduras de hoja verde y en aceites vegetales, trigo y otros cereales, yema de huevo, carne, marisco y aguacates. La vitamina B1 se encuentra en alimentos como la levadura, la carne de cerdo, el pescado, las nueces, el arroz, el germen de trigo, la leche y derivados o los frutos secos.

Cabe destacar el poder antioxidante sustancias carotenoides (pre-vitamina A), de las que hemos hablado en el apartado anterior, y que están presentes en la zanahoria, el berro, la espinaca, el pimiento rojo, el albaricoque, el puerro, la calabaza, el mango o el salmón, entre otros alimentos. De igual importancia son los flavonoides, que se encuentran en los arándanos, el té verde, el té negro, el vino o el chocolate negro, además de en algunas frutas, como la uva, la fresa, o el plátano, y en plantas como la berenjena y la cebolla.

Neutralizar el envejecimiento celular

Los antioxidantes nos ayudan a neutralizar el envejecimiento celular de nuestro organismo. Algunos elementos antioxidantes que podemos incorporar a nuestro organismo a través de la alimentación son los licopenos, presentes sobre todo en tomates y sandías, y las luteínas y zeaxantinas, que encontramos en espinacas, brócoli, col, lechuga, huevos, mariscos, cereales integrales y queso, entre otros alimentos.

Los ácidos grasos Omega-3 y, en concreto, el DHA, también son especialmente saludables por su poder neuroprotector. Podemos encontrarlos en salmón, arenques, anchoas, atún, aceite de hígado de bacalao, sardina y, en general, en los pescados azules.

Reducir los carbohidratos y precocinados 

Por el contrario, conviene evitar el exceso de carbohidratos, harinas refinadas, precocinados y alimentos altamente procesados, como la bollería industrial, además de tener en cuenta que ciertas formas en las que preparamos los alimentos reducen los nutrientes que estos nos aportan: cocinar al vapor resulta mucho más saludable que hervir, por ejemplo.

Una dieta sana, complemento al tratamiento de patologías oculares

En conclusión, seguir una dieta sana, rica en antioxidantes y vitaminas, juntamente con hábitos saludables como no fumar, realizar ejercicio moderado y revisar frecuentemente la visión, constituye un aspecto que cada vez gana más peso a la hora de prevenir patologías oculares,  o como complemento al tratamiento de patologías oculares como el glaucoma, la DMAE y ciertas retinopatías.

Por último, recordad que es aconsejable que la dieta esté asesorada y, en los casos en los que sea necesario, controlada por un especialista, ya que la cantidad y la combinación de nutrientes que ingerimos a través de los alimentos puede hacer que sean beneficiosos o nocivos para nuestra salud, o bien que la acción de unos inhiba la de otros.