Más de una cincuentena de jóvenes oftalmólogos de todo el mundo acuden cada año a IMO para ampliar y perfeccionar su formación en el periodo final como residentes. “Rotar en un centro de referencia internacional y compartir estancia con profesionales altamente subespecializados es una oportunidad única de enriquecimiento profesional y personal”, según coinciden los observers que ya han vivido esta experiencia. Es el caso de Cristina Almenara y de Simone Ambrogio quienes, a pesar de contar con un bagaje previo muy distinto –ella se ha formado en Zaragoza y él, en Roma– consideran su etapa en IMO como un punto de inflexión; un salto adelante en su aprendizaje y entrenamiento.
Trabajar codo con codo
Para Simone, sacar el máximo provecho de sus meses en el centro ha pasado por una “rápida adaptación e integración en la actividad de la clínica”, lo que ha sido posible gracias a “un contacto estrecho y un trato muy cercano con todo el equipo”, explica. Esto les ha permitido vivir de primera mano los valores de excelencia médica y humana que impulsan a IMO desde sus inicios y que se trasladan a la práctica diaria del Instituto y a las nuevas generaciones de oftalmólogos. Los observers empiezan la jornada discutiendo casos de interés y avances recientes en las sesiones clínicas en las que intervienen los profesionales de IMO, que, como apunta Cristina, “aportan información especializada y de gran actualidad”. La mañana prosigue con la observación en quirófano, cuyo gran valor añadido es la “posibilidad de ver la aplicación de la tecnología más puntera y la realización de técnicas muy sofisticadas”. En este sentido, tanto Almenara como Ambrogio destacan que en IMO han podido presenciar intervenciones de gran complejidad llevadas a cabo con la máxima precisión y, de este modo, acercarse al manejo de casos de los que no habían sido testigos.
Afrontar el reto
La observación directa de cirugía de primer nivel representa un verdadero estímulo para los residentes, quienes encuentran en el taller de Wet Lab el lugar ideal para practicar y experimentar las maniobras quirúrgicas vistas en la sala de operaciones. Recientemente ampliado y renovado, como resultado de una apuesta única en Europa, el Wet Lab de IMO pone a disposición de los jóvenes especialistas unidades dotadas con equipamientos reales y de última generación, además de una instrucción personalizada. Estas son las claves para que los jóvenes especialistas puedan no solo “afianzar e integrar conocimientos” –afirma Cristina– sino también “ganar en confianza y seguridad”, comenta Simone. Se trata, pues, de una experiencia de formación integral y eminentemente práctica en la que el papel activo del observer y del personal docente esfundamental. El objetivo: perfeccionar habilidades, avanzar paso a paso y superar las propias expectativas, motivo por el que ambos valoran muy positivamente su paso por IMO y no dudan en recomendar la vivencia a sus colegas. “En pocos meses, de forma muy intensa, se logra mejorar, crecer y aprender mucho”, concluyen.